jueves, 17 de julio de 2008

Técnicas de Exorcismo


A pesar de lo que dije en la introducción de este blog, el otro día, gracias al curso de escritores, estuve practicando una técnica llamada "Escritura Automática". Solamente se me ocurren un par de cosas que procuren mayor placer exorcizante que ésta. Imagino que casi todo el mundo la habrá puesto en práctica alguna vez. Yo lo hice hace un par de días y me quedé más relajado que cuando ... Además, tardé más o menos lo mismo. La escritura automática puede llegar a ser muy rápida.

Ahí os dejo unas cuantas instrucciones de André Breton sobre esta técnica. Creo que los del manifiesto surrealista la utilizaban para buscar ideas. A mí de momento me sirve para liberar tensiones. Eso sí, el resultado no podrá ser publicado en este blog, a menos que antes me haya dado de alta en Legalitas.


Secretos del arte mágico del Surrealismo. Composición surrealista escrita, o primer y último chorro

Ordenad que os traigan recado de escribir, después de haberos situado en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de vuestro espíritu, al repliegue de vuestro espíritu sobre sí mismo. Entrad en el estado más pasivo, o receptivo, de que seáis capaces. Prescindid de vuestro genio, de vuestro talento, y del genio y el talento de los demás. Decíos hasta empaparos que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escribid deprisa, sin tema preconcebido, escribid lo suficientemente deprisa para no poder refrenaros, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se os ocurrirá por sí misma, ya que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro pensamiento consciente, que desea exteriorizarse. Resulta muy difícil pronunciarse con respecto a la frase inmediatamente siguiente; esta frase participa, sin duda, de nuestra actividad consciente y de la otra, al mismo tiempo, si es que reconocemos que el hecho de haber escrito la primera produce un mínimo de percepción. Pero eso poco ha de importarnos; ahí es donde radica, en su mayor parte, el interés del juego surrealista.
No cabe la menor duda de que la puntuación siempre se opone a la continuidad absoluta del fluir de que estamos hablando, pese a que parece tan necesaria como la distribución de los nudos en una cuerda vibrante. Seguid escribiendo cuanto queráis. Confiad en la naturaleza inagotable del murmullo. Si el silencio amenaza, debido a que habéis cometido una falta, falta que podemos llamar «falta de inatención», interrumpid sin la menor vacilación la frase demasiado clara. A continuación de la palabra que os parezca de origen sospechoso, poned una letra cualquiera, la letra l, por ejemplo, siempre la l, y al imponer esta inicial a la palabra siguiente conseguiréis que de nuevo vuelva a imperar la arbitrariedad.

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