miércoles, 2 de julio de 2008

Albariño cosechero

Es un ejercicio de creatividad. Nos pidieron greguerías, aquellas que Ramón Gómez de la Serna definía como "humorismo más metáfora". Y yo, de nuevo, volví a hacer lo que me dio la gana. Definitivamente no soy un alumno obediente, pero es que ya estoy muy mayor - ya veo a los contertulios de Jaraiz torciendo el gesto otra vez - para según qué cosas.

  • Las barras de los bares suelen escuchar proyectos imposibles; las de los bares más tardíos llegan a ser testigos del reparto de beneficios.
  • Ese tipo de borrachos llevan los bajos de los pantalones tan arrugados que van soplando el polvo que pisan.
  • Había quedado con ella en el bar. Entró por la puerta y su pintura llegó hasta mí 10 segundos antes que el resto de su cuerpo. Su perfume ya estaba pidiendo otra ronda.
  • La caña de cerveza le arrastraba de lado a lado de la barra.
  • Me rechazó dos veces seguidas y nos acostamos.
  • Las estanterías de las tiendas de ropa son las bibliotecas de la pijería.
  • A los comentarios de las noticias en Internet hay que limpiarles la sangre coagulada que ha escupido la vena inflada del cuello.
  • Se despertó medio borracha tumbada en el parqué de mi salón y me preguntó: “¿te hago la cama?”
  • Cruzó la calle pisando las hormigas del asfalto. A mitad de camino su mirada se fue tras una minifalda sin ojos. La cerveza caliente tiró de él todo lo que pudo.
  • La vida le había etiquetado mucho antes de que le viese borracho en aquel andén del metro. Él despegó la etiqueta de la botella de Mahou y las superpuso.
  • Ese tipo de borrachos combinan los vaqueros sucios con una americana que les permita perder la elegancia pasadas las 12 de la noche.
  • Cuando apagó la televisión apuntó con el mando al hueso parietal.
  • Me pidió un billete de mil pesetas y yo se lo di pensando que andaba mal de dinero.
  • Era temprano, hablaba mucho, sin parar. Le puso la almohada encima, apretó, aguantó y al final ni siquiera terminaron de sonar las señales horarias.
  • Debajo de la pata más corta de su mesa coja residía toda su sabiduría.
  • La miré a los ojos y pensé qué me pediría para desayunar.
  • Se expresaba como Ortega, gesticulaba como Azaña, razonaba como Sócrates. Hablaba de los fichajes veraniegos.
  • “Muchas gracias por haberme invitado a esta encantadora velada. El café, por cierto, estaba asqueroso.”
  • La miré a los ojos y pensé a qué hora pasaba el siguiente tren.
  • Intenté mirarla a los ojos.
  • Se acercó a mi vera tocando el arpa en su oreja. Me obligó a ser invitado a una copa.
  • La miré a los ojos y me acordé de que no había tendido la ropa.
  • Le dije que sí y a los dos segundos ya teníamos hijos.
  • Le dije que no y reventó un vaso de tubo entre los dedos.
  • Le dije que sí y recordé porqué llevaba toda la semana pensando que le tenía que decir que no.
  • El cura la emprendió contra el erotismo de la película durante la homilía. Recordaba detalles increíbles.
  • El cura lo mojó con el agua bendita y el bebé se puso a llorar. Toqué el agua y estaba tibia.
  • Los lugares comunes arruinaron mi cita.
  • Separaba la basura obstinadamente. Ningún bar de los que elegí le gustó.
  • Ella me desnudó con ansia. Cuando yo comencé a desabotonar su camisa me pidió calma.
  • Intercambiamos sexo oral por apuntes escritos.
  • La invité al cine y me puso cara extraña. Cuando salimos aquella noche no necesité cruzar ni tres palabras.
  • La besaba en los labios mientras le quitaba los zapatos. Sin darme cuenta la besé en la frente.
  • Me pasé a las 7 de la mañana por Atocha y me tuve que quitar el traje de cigarra.
  • Gritaban los de la extrema derecha, quemaban banderas los de la extrema izquierda, hasta que chocaron espalda con espalda.

  • Me encaré con el tambor de la lavadora; su hambre de calcetines era insaciable.
  • En el filtro de atrás había rastros visibles del crimen.
  • Emparejé a dos calcetines huérfanos y aquella noche mi cita fue un desastre.
  • Cabreado, regresé a casa y puse otra lavadora. Mi camisa blanca enrojeció de furia.
  • Le pinté una franja amarilla en el centro y me fui a la Plaza de Colón a cantar el "camarero, camarero" con Pepe Reina.
  • Durante la calurosa celebración me abracé a una chica muy pechugona. Aparecieron dos ojos en la franja amarilla de mi bandera.

  • El comercial llegó a la oficina después de una comida con un pez gordo. Su dignidad excedía los 40 grados. Su profesionalidad se coló a patadas en mis orificios nasales.
  • A los entrantes le sonó el móvil. De primero me pedí un zapato con clavos a fuego lento y dos bollos de pan. Le robé su tenedor.
  • En aquella tienda de campaña se respiraban 40 grados ronquígrados. A las 5 de la mañana le di vida a una cebra a la sombra de la luz de la luna.
  • A los entrantes le sonó el móvil. Me fui de vacaciones con la familia del camarero.
  • Prestado de Carolina: El enchufe le hizo el amor a la toma y el coito fue tan salvaje que saltaron los plomos.
  • Para Carolina: El enchufe divisó al fondo del salón una regleta y se fue al armario a por una pastillita azul.
  • Un poco negro: Durante la orgía alguien pisó el extremo de la regleta y el enchufe se sintió desnudo en mitad de una morgue.
  • Él estaba en el dormitorio desnudo. Ella estaba en el dormitorio desnuda. Hicieron el amor hasta que se terminó la batería del móvil.

Éstas sí que son buenas, de José Luis Alvite (Almas del nueve largo), libro recomendado por Call me Ishmael:

  • "En casa el ambiente no era malo, pero había alcanzado con su mujer ese grado de objetiva familiaridad que hace que el sexo en el matrimonio parezca incesto"
  • "¡Dios santo! Incluso cuando salían del coche para cambiar de sitio el tedio, ella le cogió del brazo mientras conducía"
  • "Llevaba cuatro años casado y aunque Chester lo puso todo de su parte, fue como regar con semen la estatua de la Libertad."

6 comentarios:

ada_32 dijo...

Me parece muy interesante este ejercicio de creatividad, es muy difícil condensar en una sóla frase una pequeña historia que tenga sentido y entidad en sí misma. Creo que con algunas de ellas lo has conseguido:estas me gustan especialmente "En aquella tienda de campaña se respiraban 40 grados ronquígrados. A las 5 de la mañana le di vida a una cebra a la sombra de la luz de la luna.""Intercambiamos sexo oral por apuntes escritos""La miré a los ojos y me acordé de que no había tendido la ropa", entre otras muchas.
Por cierto, he leído algunas cosas de Jose Luis Alvite, y me parece fantástico. Es capaz de una concreción y de una ironía como pocos escritores, me gusta. No se si conoces esto que ha dicho en uno de sus artículos sobre la literatura:"Frases cortas y deslumbrantes. La literatura se ha contagiado del tenis.Saque y volea, juego rápido, ni una tregua para recuperar el resuello y secarle el sudor a la raqueta."
" Me gusta la prosa concisa y a la vez deslumbrante, como la de esos tipos capaces de describir la tensa belleza carnal y simbólica de una mujer apenas vestida con una frase y el astracán de un latigazo." Genial,¿no?

FactotumChin dijo...

Creo que ya lo dije alguna vez. El único problema que le veo a Alvite es que es capaz de agotar todas las frases geniales que se pueden llegar a decir. A mí me lo recomendó Call Me Ishmael y se lo agradezco mucho.

Gracias por tus comentarios. Espero escribir un relato pronto con esas frases. Se lo debo a mi profesor y a ti, por ser tan buena lectora.

Un beso desde las Rías Baixas.

ada_32 dijo...

¡Amigo mío, que bellos lugares visitas!¡Y qué bien estarás comiendo y bebiendo en los mismos!

Por cierto, espero que aquella maldita piedra que se hacía notar en tu riñón haya desaparecido y que ya te encuentres en plena forma. Personalmente, dudo mucho que tenga algo que ver con tu afición a los Hägen Dazs, sino más bien con la dureza y el calcio del agua. Bebe Solán de Cabras, a mi padre se lo recomendó el médico cuando se encontró en la misma tesitura que tú. Y ya sabes, ¡carpe diem!

Anónimo dijo...

Amigo Factótum, me encanta este post tuyo o como se llame. La literatura es mucho más que frases brillantes y hay obras maestras que no contienen ni una sola frase memorable, pero hay que reconocer que la concreción de una frase, relampagueando, silbando como la mordedura de una serpiente es de una fascinación casi sin igual. Siempre quise ser como uno de esos personajes de Oscar Wilde, con una frase brillante en la boca, dispuesto a escandalizar a las biempensantes viudas victorianas. Pero ya no quedan viudas victorianas y nadie se escandaliza a menos que te metas con el movimiento feminista (o con alguna de sus miembras) y su justa lucha contra un lenguaje sexista, que fomentais algunas malas personas como tú.Aunque, por cierto, aquí te veo bastante timorato, será que tu clientela es exclusivamente femenina (cómo si fueras Marías o Antonio Gala)y te dejas aconsejar mucho por sus sensibles consejos y apreciaciones. Haces bien en llevarte por la senda del sentido y la sensibilidad, aún a riesgo de que tu maestro Bukowski se levante de su tumba para darte dos pescozones.
A lo que iba, estas frases tuyas, que algunas están realmente bien, están pidiendo a gritos que se ensamblen, que formen parte de algo, de un relato o algo así, para que tomen cuerpo y sentido. Lo repito, hay algunas realmente buenas, supongo que ya lo sabes. Por cierto, lo de la cebra a las 5 de la mañana ya me lo sabía y es todo una leyenda de dimensiones épicas.
Como tengo pocas virtudes y muchos defectos, me ha dado envidia de tu blog. Pero como también caigo en el pecado de la pereza y seguro que nadie lo leería voy a hacer como si el tuyo fuera mío y voy a opinar de cosas que a nadie interesa. Ayer, mientras pintaba el pasillo que los cabroncetes de mis hijos tenían en estado ruinoso, me puse música (es unas de las cosas que uno pierde al tener niños: escuchar música en casa)y recuperé un disco que hacía años que no oía: "Songs from Northern Britain" de Teenage Fanclub, un grupo escocés. Sonido power pop, con cierto aire folk. No contiene ningún gran hit, pero el disco no tiene desperdicio, de la primera a la última canción.
Para despedida, ya que hablamos hoy de frases y de pop, una cita de Nick Hornby, en esa maravilla llamada Alta Fidelidad: "No sé si estoy triste porque escucho pop, o escucho pop porque estoy triste" Perdón por la tristeza.

FactotumChin dijo...

Muchas gracias Ada. Ya estoy mejor, aunque ahora tengo por delante un maratón de pruebas, rayos y ecografías para amenizarme el verano. Todo ello para decirme al final, ya lo verás, lo que tú ya me has dicho en tu mensaje: que beba mucha agua de la buena.

¡Qué bonitas son las Rías! Y ¡qué buenas las almejas de Cambados!

Esta noche trataré de poner un pequeño relato basado en el binomio fantástico. Un beso.

FactotumChin dijo...

La verdad, Ishmael, es que se trataba de hacer algunas greguerías; pero creo que de las 50 frases, no llegarán ni a 10 las greguerías. El resto son frases escritas a base de beberme el título en varios vasos.
Es curioso que me veas timorato. Yo pensé que, en estos tiempos que corren, algunas de las frases serían consideradas de mal gusto, pero reconozco que también ejercí mi propia autocensura. Más que nada para evitar posibles querellas en caso de que Bibí se diese una vuelta por aquí. Me pasa lo que a Pepiño, que no quiso opinar de Obama y Clinton en su blog, por no incidir en el resultado final de las primarias. La gente importante es lo que tiene, que siempre mira más allá.

En cuanto a lo de publicar, si te apetece, de vez en cuando me mandas algo y lo publico sin censuras. Hay meses que por pereza y otros por pureza, las musas hacen las maletas y me abandonan cruelmente. Así que me vendrían bien algunas aportaciones esporádicas.

Voy a ver si termino un pequeño relato basado en el binomio fantástico.

No pidas perdón por la tristeza. Es una buena fuente de inspiración. Si después, con otro estado de ánimo, se le pasa un filtro antiperaladas, suelen quedar escritos interesantes.